lunes, 4 de mayo de 2009

La batalla del 2 de mayo

La Furia consiguió un valioso empate el pasado sábado frente a Sucesos, en un partido increíble que dejó expulsados, un arbitraje polémico, algo de fútbol y mucha tela para cortar. Fue 2 a 2, resultado que deposita a los rojos en cuartos de final y deja afuera a la radio que dirige el periodista Víctor Brizuela.

El cotejo arrancó fuerte desde el inicio, cuando en los primeros minutos Mariano recibió una patada más acorde a 100% Lucha que al balompié. La acción dejó la primera tarjeta roja para Sucesos, que apenas un rato más tarde volvió a actuar de la misma forma y se quedó con otro hombre menos.

Aprovechando la superioridad numérica, los jugadores de La Furia se las ingeniaron para crear varias situaciones de peligro, que a pesar de no concretarse, dejaron en claro que el gol venía en cualquier momento. Parece ser que tal cosa enfureció al arquero rival, que comenzó a insultar y empujar a Lichy, lo que desencadenó el primer bardo de la mañana: Fede salió a defender al delantero, pero un jugador de Sucesos, totalmente ajeno a la jugada, vino directamente a empujarlo por detrás, y provocó la reacción del mediocampista de La Furia. El resultado fue lamentable, con dos expulsiones más.



No obstante, el arquero de la radio, promotor de la acción, siguió en la cancha.
No conforme con eso, el 1 continuó insultando a los futbolistas del equipo contrario y al árbitro durante el resto del partido, una actitud que dejó una sensación más cercana a la vergüenza ajena que a la provocación.

Superado el primer temblor, llega el primer gol de La Furia: desborde de Simo, asistencia de Jopi para el Chino y éste que define con serenidad al lado del palo. Uno a cero y delirio en la hinchada roja.

Antes de que finalizara el primer tiempo, Sucesos tuvo una chance clara para el empate, con un cabezazo del 9 que el Chino despejó con una inocente palomita para evitar la anotación. En rigor, de inocente tuvo poco, porque aunque disimulada, allí hubo también una mano intencional, que se tradujo en penal y posterior expulsión para el hasta entonces goleador.

En la ejecución desde los doce pasos, el arquero de los rojos mostró su talento y frialdad: con un locutor insufrible que relataba la instancia a sus espaldas, Caretó adivinó el palo y desató la segunda euforia por parte de la hinchada, que a esa altura ya no era únicamente de La Furia, sino de varios otros equipos que seguían atentos lo que todos ya calificaban como un partidazo.

Pitazo del juez. El primer tiempo deja el saldo de cuatro expulsiones, un gol y un penal atajado.

Aunque recalentada por la bronca y la ansiedad, la segunda parte tuvo más de lo mismo: puterío y algo de fútbol. Hubo algunos cambios en los equipos, pero el esquema se mantenía estable: LAVOZ.com.ar llegando continuamente sin poder concretar y Sucesos que intentaba a través de su único delantero, bien marcado por la defensa, pero que así y todo se las ingenió para provocar un segundo penal, esta vez –hay que decirlo– más discutible que el primero.

En esta oportunidad, Agus no pudo hacer nada frente a un bombazo muy bien chutado que decretó el empate transitorio.

El partido estaba caliente y los nervios eran un segundo rival. Había muchos pelotazos a la nada y el fútbol al ras del piso se hacía cada vez menos frecuente, a excepción de algunos intentos del Gabi o el taco que se mandó el Dani Santos. De cualquier forma, La Furia no mostraba claridad en la definición.

Ese error se pagó caro, porque Sucesos aprovechó el descuido en una jugada aislada para ponerse en ventaja por primera vez en toda la mañana. Con el dos a uno, clasificaban los de blanco y La Furia quedaba fuera del certamen del Cispren. Faltaban poco más de diez minutos para el pitazo final.

Cualquier foul o cualquier insulto era la excusa justa para otra batahola. El partido era una bomba molotov que necesitaba de una chispa minúscula para explotar. Algunos simpatizantes de Sucesos, envalentonados con el resultado a favor, alentaban con las bocinas de sus autos importados.

Pero la alegría les duró poco. A fuerza de corazón y garra, mucha garra, La Furia dio pelea hasta el final. Una chance clara estuvo en los pies del mismísimo Agus, que en cada oportunidad que se le presentaba salía del arco para marcar la diferencia. Pero fue la zurda del Gabi, cuando agonizaba el encuentro, la que selló el empate definitivo. El estruendo que desencadenó el gol tapó todos los bocinazos.

No hubo mucho más antes de que el árbitro decretara el final. Sólo un par de encontronazos entre algunos jugadores que por fortuna no pasaron a mayores.

Fue empate, pero un empate que dejó el sabor del triunfo a unos y la amargura de la derrota a otros.

La Furia festejó con una choripaneada.




Puntajes

Agus: 8. Respondió cuando lo exigieron, atajó un penal, quiso hacer un gol. Partido lleno de emociones para el capitán.

Pelado: 8. Otra actuación brillante de la Gran Muralla Rusa (afectuoso apodo a raíz de su afición bolchevique). Eso sí: nuevamente se fue de mambo, de salsa y de merengue. Es que le tocó bailar con la más fea, el 9 contrario.

Ramia: 7. Defendió bien y tuvo proyección en algunas jugadas. De a poco se consolida en la defensa del equipo como pieza determinante.

Santos: 7. Pese a los pocos minutos que jugó, se permitió alucinar con alguna fantasía. Sembró árboles allí donde sólo había sequía.

Chino: 8. Fue el autor del primer gol y defendió correctamente su costado mientras estuvo en cancha. Tuvo un gesto heroico al inmolarse para defender el cero de su equipo.

Mariano: 8. Trató de jugar con la pelota al piso y se permitió algunos desbordes. Le costó caro: en uno de ellos recibió un patadón digno de estudios fisioterapéuticos.

Fede: 7. Pudo desequilibrar en algunas jugadas al comienzo, pero lo echaron prematuramente. De seguir en cancha, seguramente se hubiera hecho un picnic gourmet.

Juan: 8. El leñador tuvo una buena mañana pese a su lesión. Demostró que rinde bien en el mediocampo y no entró en el juego brusco que proponía el rival.

Gabi: 9. La figura del encuentro. Siempre buscó el arco contrario y tanta insistencia tuvo su merecido premio, con el zurdazo agónico que puso a La Furia en cuartos de final.

Lichy: 6. Artífice de la cólera del arquero rival, a raíz de su marca insistente en cada jugada. Estuvo al borde de la roja y una vez fuera de la cancha, demostró de nuevo su envidiable manejo de la lengua castellana: nadie en su vida escuchó tantas puteadas que comiencen con la letra C.

Jopi: 7. Corrió mucho, pero le faltó tranquilidad al momento de definir. Armó buenas jugadas junto a Juan y el Gabi en el mediocampo.

Joe: 6. Estuvo pocos minutos en la cancha, pero mostró personalidad al pedir cambios en momentos donde el partido hervía. Finalizado el encuentro y con el plantel distendido, recordó la promesa arrojada por uno de los jugadores (“¿¡Dónde están las chicas!?”, reclamó el técnico).

Rojas: 6. Como asistente de campo demostró ser un comprometido barrabrava. Participó en cada encontronazo que hubo y no se dejó achicar por nadie. También dio indicaciones junto al técnico y fue el autor ideológico de la frase que da título al post.

Buteler: 6. Vino un rato, puteó otro rato y se fue, alegando compromisos urgentes (“Me tengo que ir a hacer las compras”, explicó). Pura actitud.

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